Nicolás Maquiavelo, Epistolario privado, edición y traducción de Juan Manuel Forte, Madrid, La Esfera de los Libros, 2007, 496 págs. 28 euros.
MAQUIAVELO ÍNTIMO: la esfera más particular del gran pensador florentino, al descubierto.
MAQUIAVELO ÍNTIMO: la esfera más particular del gran pensador florentino, al descubierto.
Maquiavelo es un clásico. En los últimos treinta años, sus obras han tenido más de un centenar de ediciones en España, sobresaliendo entre todas ellas El Príncipe. También han ido apareciendo nuevas versiones de otros trabajos suyos, entre los cuales la Mandrágora, el Arte de la Guerra, o sus Discursos sobre la primera década de Tito Livio. Ahora publica la Esfera de los Libros la correspondencia del ilustre toscano, cuidadosamente editada y traducida por el profesor Juan Manuel Forte Monge. Por correspondencia nos referimos a lo poco que ha sobrevivido a las injurias del tiempo: las 84 cartas conocidas del famoso florentino, y las de sus amigos Francesco Vettori y Francesco Guicciardini, que son las únicas en presentar cierta continuidad temática y biográfica con las primeras.
El interés de esas cartas estriba en su espontaneidad. Maquiavelo nos desvela su intimidad y sus pensamientos. Al alimón de dicha correspondencia nos sumergimos en el ambiente italiano y la política de su época. Llama la atención que no diga palabra de ningún artista, ¡y eso que vivía en Florencia! Habla de sexo con gran libertad y desparpajo aludiendo con naturalidad a la homosexualidad de algunos amigos suyos y confiesa su propia bisexualidad con metáforas transparentes. Su hórrida descripción de un encuentro con una joven recuerda en lo repulsivo el episodio del Bálsamo de Fierabrás.
Hay mucho ingenio en esas cartas, y ninguna ternura. Confiesa haberse enamorado pero se trasluce que su único amor verdadero fue su ciudad natal: Florencia. Era muy consciente de que las intervenciones extranjeras iban a terminar con las repúblicas italianas. Resultan fascinantes sus consideraciones políticas: pensaba de Fernando el Católico —al que llama España—que era más afortunado que sabio, y su mayor temor eran los suizos y los demás alemanes. Incurre en contradicciones, se equivoca, y nos demuestra cómo la Historia se carcajea de los análisis de los historiadores, ¡no digamos de sus previsiones! Al alimón de esa correspondencia contemplamos los hitos de su propia vida: perdió su puesto de Secretario, fue encarcelado y torturado, y a pesar de sus esfuerzos no consiguió el favor de los Medici. Nos describe también su apacible vida —nada maquiavélica— como “disponible” forzoso: juega a los naipes con gente sencilla, se entretiene leyendo y aprovecha el tiempo en escribir su tratado más conocido.
Forte merece el nombre de italianista: ya se conocían su edición y traducción de dos obras de Savonarola, La simplicidad de la vida cristiana y el Tratado sobre la República de Florencia. Un gran acopio de notas, un índice onomástico y el indispensable mapa, facilitan la comprensión de tan interesante obra.
Luis Español.
La Aventura de la Historia, nº 119, septiembre 2008, pág. 119